Personalmente, creo que es en los óleos sobre papel donde vemos la expresividad de Rosario de Velasco plasmarse de forma más libre. En su época madura, va adoptando este formato por encima del lienzo que reqería una preparación de la base de la pintura mucho más costosa y menos flexible y encajonada. Al iniciar sus lienzos, al igual que en el caso de su admirado Turner, Rosario no sabía bien qué iba a resultar más tarde. Era en ese momento cuando aparecía el pincel fino dibujando las siluetas que aparecían de entre la bruma de los cálidos colores.
Vemos en estos óleos sobre papel (excepto el caso de la gata siamesa "Canilla", protagonista real en la vida de la pintora) uno de los temas más tratados durante toda su carrera, los temas rurales, muy especialmente los burros, los rebaños y sus admirados pastores. Éstos fueron testigos de tantos paseos solitarios y madrugadores en los que Rosario retrataba en su retina el material que plasmaría con su fuerza habitual en tantas obras. Creo que el alma de estas escenas rurales las captó de forma exacta Mercedes de Prat (de Rodríguez Aguilera) quien en una serie fotografías en blanco y negro entregadas a Rosario pareció haberle leído esas imágenes tal cual la pintora las veía.